martes, 26 de abril de 2011

de siempre adore las 
Imágenes, inmortalizar esos preciosos momentos para nunca olvidarlos. Encontrar un lugar donde pudiera guardarlos eternamente, un lugar que los hiciera míos, solo míos. Y ese lugar llego. Una pequeña cajita de madera tallada a mano que el abuelo de tu abuelo me regalo. Desde ese momento en el que descubrí que la ciencia había avanzado tanto como para colocar en mis manos tal objeto como tal es la cámara fotográfica, no pare de tomar fotos. Aquí y allí, de un sitio y de otro. Praga, Londres, New York, Chicago, Egipto, África... todos los hermosos lugares de este hermoso mundo se ganaron un huequecito en mi cajilla del alma. Y dime chiquillo mío si no hice bien. Guarde en ella fotos de tu madre, de la abuela con mi hermano enano en brazos, este chupándose el dedo y con cara de sueño. Fotos de mi padre trabajando bajo el sol, en ese duro trabajo que es ganarse la vida. Guarde miles de recuerdos que no he de olvidar jamás. y niño mió, aun que ahora las cámaras digitales saquen mayor... bueno, ya sabes tu, todas esas palabras que a mi me cuesta pronunciar. Así nietecillo dirás tu que son mucho mejores ellas que no las otras, con sus pantallas que muestran recuerdos al instante, pues eso son las imágenes y no otra cosa. Pero esos artilugios inválidos para su trabajo, metes las fotos en el ordenador y no te acuerdas más de ellas, las olvidas, y finalmente las pierdes. No, yo prefiero mi viejo aparato de fotografiar, aquel que me permitía usas mi caja tallada a mano. Aquella que con un solo agujero, por el que metías el ojillo para ver si enfocabas lo correcto.

1 comentario:

  1. jajajajja madre mia como avanza la tecnologia la verdad...
    pero bueno las mejores cosas aguardan en el pasado

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